Condición pós-humana y otras reflexiones.





Carlos Escudero Nuñez[1]                                                   




Condición pós-humana y otras reflexiones.




Introducción
Partimos de la idea que la construcción de lo social es funcional como elemento integrador de nuestra realidad diaria, realidad que está abruptamente en constantemente cambio a medida que reescribimos nuestras nociones, percepciones, tendencias y orientaciones de lo que «es y hace» a un individuo “ser humano” como estructura biológica pensante. Es un campo de análisis que lleva años, sino décadas, sin embargo, continuamos reaccionando no tan velozmente a las nuevas connotaciones y nuevas visiones de lo que es ser humano, muchas veces de forma negacionista, teniendo cuidado de no ubicarnos del lado contrario de la interpretación más genérica, lo que implicaría derribar preconceptos, reaprender ideas y comprender el desarrollo de las nuevas ideas en un marco científico y lejos de apasionamientos morales o mágicos. Pero cuando lo analizado aún está en verificación, cuando el camino es difuso, puesto que parte del análisis científico es evitar las suposiciones y conjeturas finales de marco determinista, entonces se hace necesario mirar hacia el proceso histórico y su devenir y analizar desde una perspectiva historicista y analítica lo que podría suceder, si bien, una sociedad Poshumana la podríamos interpretar como un avance en muchos aspectos de la ciencia como; la medicina, la tecnología, la robótica, la genética entre otras, sin embargo, encierra una parte que no siempre es previsible y que no tiene que ver directamente con las situaciones físicas, orgánicas y funcionales, sino con la capacidad de ser y estar, con la ética humana y su capacidad de sentir, la capacidad de tener empatía frente al otro. El camino que recorremos nos presenta modelos de sociedades en el que las sociedades distópicas se presentan como sociedades indeseables en sí mismas al borde del caos, filmes como los de James McTeigue, (V de Vendeta), Christopher Nolan (Batman El Caballero de la Noche) o George Miller (Mad Max), por decir algunos nos parecerían escenarios distópicos solo superados por la realidad, el ritmo vertiginoso que llevamos, el agotamiento de los recursos naturales, la corrupción y desigualdad, el resurgimiento de movimientos fascistas y de odio que se levantan en muchos Estados del mundo, nos hacen pensar en ello con mayor razón.
¿Qué define lo humano?
 La construcción social y conceptual de lo que define al «ser humano» o «lo humano» ha pasado a través de la historia por una revisión constante en el pensamiento ilustrado, el cual actualmente es inacabado ya que su construcción social, cultural, biológica, física y espiritual se sitúa en una de las faenas más complejas en la comprensión del individuo en colectivo. Podríamos caer en el error, por volatilidad, en considerar lo humano como algo acabado, finito o delimitado a través del tiempo y las diversas culturas globales. Para esto tenemos que, primero referirnos a la discusión de la construcción del otro, el nosotros y el yo como algo que integra lo humano sin caer en los elementos unitarios del yoismo, puesto que no se puede entender la construcción del «otro», en consonancia como el «individuo» que tengo frente a mí como algo enajenado o lejano del elemento «nosotros» o los elementos que conforman la sociedad, agrupación o colectivo social, ya que estaríamos desligando y desconectando las representaciones simbólicas y metahistóricas que no son un agregado o un adicional propiamente, sino elementos propios del sujeto como individuo que conforma la sociedad en su conjunto y que esta a su vez se remite a la construcción y alternancia constante a modo de retroalimentación.
Elías (1990), afirma que; cuando se habla del «individuo y sociedad» de la misma forma en que se hablan de dos conceptos separados, es como si se tratara de dos clasificaciones o entidades distintas, capaces de existir la una sin la otra lo cual no es así (p.106).
Por otro lado, (Baumann, 1996; Sierra, 2011), han desarrollado el análisis conceptual del individuo en sociedad haciendo referencia sobre el proceso evolutivo que tiene este para el conjunto social como colectivo, también como sujeto individual en la búsqueda de una libertad perdida, precipitada por la inseguridad y el miedo que vendría a representar los cambios posteriores a la modernidad.
Hernández (2016) parafraseando la obra «modernidad liquida» de Bauman, nos dice que la condición humana o el constructo humano la conforman; “cinco aspectos como tal y que se ven desarrollados a partir de los conceptos de: emancipación, individualidad, tiempo/espacio, trabajo y comunidad” (p.279).
Los ámbitos de la convivencia humana se desarrollan de acuerdo con Hernández (2016).
“en lugares émicos (aquellos destinados a la exclusión), lugares fágicos, (los destinados a la inclusión masificación del consumo), los nolugares, (espacios despojados de las expresiones simbólicas de identidad) y los espacios vacíos, (lugares que siempre han estado ahí, pero inexistentes en nuestro mapa mental), es precisamente en estos espacios, en los que la humanidad se desenvuelve actualmente, que se da una cierta necesidad de exclusión, siendo que el ser humano se siente más seguro estando solo, que en sociedad, perdiendo las habilidades de convivencia, que soló moverá y expresara, en cierta medida, con aquellos a quienes considere de su propia clase”(p.281).
De esta forma se describe la construcción de un sujeto que lejos de ser solo “humano” es un individuo en sociedad, plagado de elementos propios de su condición permanente de aprendizaje y facultado en la inmediatez de las emociones como tal. El proceso evolutivo que moldea la conceptualización del ser social sujeto o individuo ha migrado del sentido que antiguamente se tenía, respecto a la “pertenencia como sujeto social a una marcada individualidad” (Hernández, 2016, 279).
Por otro lado, Beach (2001), define lo humano en dos palabras claves; condición y acción (…), haciendo la salvedad que la condición humana no es lo mismo que su naturaleza humana, (p.85).
La comprensión de lo humano como actividad surge del análisis y descripción de figuras y actividades de la vida del hombre como; labor, trabajo y acción, “cada una de estas actividades define una condición del ser humano. La primera es la condición de una vida biológica, la segunda una condición de mundanidad y artificialidad y la tercera, la condición de la pluralidad” (Beach, 2001, 87), estas tres actividades están íntimamente relacionadas con aquellas condiciones más generales de la existencia humana, a saber, su natalidad y mortalidad.
“La labor en tanto proceso vital asegura la supervivencia del individuo y la especie, el trabajo permite la durabilidad ante la futilidad de la vida mortal, y la acción, en tanto es capaz de preservar la singularidad humana, crea la condición para el recuerdo e inaugura la historia”. (Beach, 2001, 88)
Supervivencia, durabilidad e historicidad son consecuencias de un actuar humano capaz de otorgar “trascendencia” a una existencia particular y mortal, desde la dinamicidad y futilidad que la caracteriza. La realidad de lo humano surge a partir de su vita activa, su habitar en la naturaleza en el mundo que construye y la historia que protagoniza. Otra característica fundamental de la vita activa es su iniciativa, su capacidad para comenzar algo nuevo, del modo en que un nacimiento representa un “nuevo comienzo” totalmente impredecible y extraño. Esta iniciativa latente y pujante, propia del ser que intentamos comprender, no es abstracta ni sucede al margen de una realidad dada.
“Los hombres son seres condicionados, ya que todas las cosas con las que entra en contacto se convierten en condición de su existencia” (Beach, 2001, 88).
De las categorías que podríamos definir lo humano se reducen a tres; la necesidad natural en lo humano, el mantenerse vivo, esto es algo que es compartido con las demás especies animales, aunque a veces parece naturalmente menos dotado para ello que aquellos seres que vemos como inferiores. La capacidad constitutiva de crear un mundo, en cada nacimiento, en cada creación, lo fútil e impredecible de lo humano, en cada nacimiento, en cada acción y discurso se funda la trama de los discursos humanos, así como la capacidad de la alteridad de ser otro o distinto.
Según Elías (1990) afirma que; lo que entendemos por individuos y por sociedad todavía dependen en gran medida de la forma de aquello que las personas desean y temen, puesto que está todavía muy determinado por ideales y antiideales cargados de sentimientos positivos y negativos, respectivamente. Las personas sienten que individuo y sociedad son algo separado y, bastante a menudo, incluso opuesto, no porque efectivamente puedan observarse como entidades separadas y opuestas, sino porque estas palabras están asociadas a sentimientos y valores afectivos distintos, y muchas veces opuestos. Rivera (2004) y parafraseando a Hobbes, afirma que; la agresividad humana, gatillo de la violencia se ha manifestado a través de las épocas de distintas maneras, sin perder su esencia, lo que llamamos “civilización” no ha sido capaz de cancelar, pese a todo, esta “cualidad inherente”
El ser humano, pérdida su seguridad en la colectividad se aboca hacia una individualidad en la búsqueda de un bien ya no común, sino particular, en este caso Elías (1990), nos dice que; la migración de la seguridad colectiva tradicional hacia la seguridad individual y solitaria, trae sus consecuencias para la sobrevivencia de la especie humana a rasgos dantescos si miramos por ejemplo la cuestión de identidad como elemento de búsqueda ultimas en las sociedades contemporáneas, ha provocado transformaciones en la realización de lo humano hacia nuevas estructuras sociales, económicas, políticas y culturales que mutan la idea originaria del ser humano a una condición humana poshumana. Nuevamente Elías (1990), nos afirma que la identidad, el cómo “yo”, no puede existir sin la identidad como “nosotros”, lo único que varía es el equilibrio entre el yo y el nosotros, la forma de la relación entre el yo y el nosotros. Quizás sea útil añadir que el concepto de identidad humana hace alusión a un proceso, esto es algo que se olvida fácilmente, debido a que no posee un carácter estático como ya hemos mencionado anteriormente.
La condición humana en la teoría del Estado de Thomas Hobbes contempla algunos elementos de gran interés en cuanto al carácter descriptivo de las pasiones humanas como son; el apetito, el deseo, el amor, la alegría, la aversión, el odio y la pena. En palabras de Sierra (2011) y citando a Hobbes; “la vida humana es como una gran carrera en donde gana aquel que sepa dominar mejor las pasiones y donde retirarse es morir” (p.3).
Un poshumanismo en escenarios «glocales»[2]
Los leitmotiv[3] son característicos de una época en la cual funciones de protección y control que antes eran ejercidas sobre los individuos, por grupos endógenos más reducidos como clanes o comunidades rurales, latifundios, gremios o clases, pasan a ser ejercidas por agrupaciones estatales altamente centralizadas y cada vez más urbanas.
“En el transcurso de este cambio los seres humanos individuales, al llegar a la edad adulta, salen cada vez más de estos grupos endógenos y protectores más reducidos y locales. Con la creciente perdida de sus funciones de protección y control, la cohesión de estos grupos se relaja, y dentro de las sociedades estatales más amplias altamente centralizadas y cada vez más urbanas, el ser humano individual depende más de sí mismo” (Elías, 1990, 143).
Retomando las ideas de Hobbes en este aspecto el cual, realizó un intento por desacralizar los fenómenos político, sociales y morales que rodeaban la vida del hombre tanto en las condiciones naturales como en las condiciones políticas. Dicho propósito lo condujo, en primer lugar, a establecer unos parámetros explicativos que partían de la comprensión del comportamiento humano cómo fundamento de cualquier acción individual y, así mismo, de su trascendencia en la verdadera posibilidad de un conocimiento del conflicto que rodea las relaciones sociales. Esto teniendo en cuenta que para Hobbes era muy clara la necesidad de entender el papel que cumplen las pasiones humanas tales como el miedo, el egoísmo, la gloria, entre otras, para determinar el origen de la asociación entre los hombres; oponiéndose de esta manera a que se observe que el fundamento de dicha asociación depende de un ideal de altruismo natural o de la bondad religiosa. De igual manera trató de demostrar que, toda obligación moral de carácter natural depende, en principio, de la conciencia individual de cada hombre y del reconocimiento mutuo de la necesidad del respeto por la vida y del respeto por los pactos de asociación, más no de ninguna cuestión teológica o metafísica ajena a la realidad de la vida humana.
La pérdida del encuentro y empatía primaria entre los grupos se ve reflejada posteriormente hacia una transición más futurista (por el momento), en donde las perspectivas elementales se subyugan por controles más tecnificados y racionalizados, potencializando la “mecanización de lo natural” (Graham, 2004, 12). Sería poco realista no considerar la evolución que el hombre ha tenido en los diferentes campos de la ciencia, la tecnología y la ingeniería genética, con el propósito de mejorar las perspectivas de vida de las personas, sin embargo, tal situación conlleva un repensar sobre a qué precio estaríamos dispuesto a pagar por esta “mecanización de lo humano y tecnologización de lo natural” (Graham, 2004)
Elías (2016) nos dice lo siguiente; “que cuando reflexionamos sobre la estructura de las emociones humanas y de su control, cuando tratamos de elaborar teorías, solemos creer que las observaciones sobre los seres humanos contemporáneos en las sociedades desarrolladas constituyen un material empírico suficiente. Sin embargo, esto es un equívoco puesto en evidencia, pues partimos de la idea que podemos entender las sociedades humanas o la aldea global respecto a una teoría específica” (pág. 2)
La ciencia y la tecnología han hecho que podamos entrar en contacto con personas que se encuentren al otro lado del planeta en solo un instante, la ciudadanía y la globalización han cobrado otro matiz, el pensamiento único ha dejado de ser por un lado una estructura particular para entrar en el terreno de lo público y lo privado, la tecnología, el conocimiento, ha hecho que el individuo sea cada vez más sujeto de su propio temor. El mundo cambio mucho a partir de 1989, fue también cuando el discurso de la globalización “realmente despegó” (Urry, 1999, 311). Sin embargo, con estas macro transformaciones a nivel global no solo cambio el mundo, también cambiaron las sociedades, en específico, las personas y su visión de la realidad y del futuro.
El surgimiento del posmaterialismo, poshumanismo, posverdad, posrealidad han traído nuevas/viejas concepciones básicas del hombre, el de la supervivencia y la seguridad inmediata.
Lipovetsky (2016) afirma que la humanidad ha comenzado a desertar de la acción y del movimiento para volverse espectadores de un colapso global que no sabemos dónde terminara. Por otro lado, Elías (1990), de una forma más catastrófica describe en forma de analogía el viaje humano; “avanzamos a lo largo de la historia humana como los pasajeros de un tren que corre cada vez más rápido, sin conductor y sin posibilidad de ser controlados por los viajeros, nadie sabe hacia dónde es el viaje o cuando será el próximo choque, ni que hacer para controlar mejor el tren” (p.96).
Lipovetsky (2016) afirma que la “indiferencia humana y el individualismo en la sociedad posmoderna se apresta por exceso no por defecto, por hipersolicitación y no por privación” (p.68). Debemos entender esto de la siguiente forma; que, ante el abordaje abrumador de información, la sobrexcitación de los hechos sociales, la implicación de los mecanismos tecnológicos y el acceso a una inmediatez de elementos contraculturales en donde el narcisismo, la individualidad y el ego o amor propio han desajustado el engranaje social en medidas de desinterés colectivo, todo esto como parte de un cultivo para sociedades más caóticas y un futuro no tan seguro ni confiable.
De la construcción de un imaginario global donde la tecnología tiene un rol preponderante no es de imaginarnos que en los próximos años tengamos que ir mudando nuestros patrones de construcción social, ya no tan paulatinamente, sino de una manera abrupta para ajustarnos a las nuevas orientaciones y nuevos devenires de las sociedades poshumanizadas y quizás un tanto sacadas de algún filme de ficción científica.
Condiciones futuras para escenarios distópicos.
¿Qué entendemos por distopía y escenarios distópicos?
La Real Academia de la Lengua Española define el concepto distopía como; «la representación imaginaria de una sociedad futura con características negativas que son las causantes de alienación moral». Si bien, los escenarios actuales globales no están lejos de esta definición siendo el terreno social comunitario en donde se ejecutan cada una de las representaciones y que se podrían representar en las siguientes categorizaciones:
La pérdida de la confianza global es uno de los primeros escenarios totales; las sociedades han mudado a partir del 2001 con la caída de las torres gemelas y posteriormente con el colapso de las economías globales a partir del 2008, está perdida de confianza no es reciente, sino que es parte de una acumulación progresiva de acontecimientos posteriores a la segunda guerra mundial y enfáticamente posteriores a los años 90. Giddens (1996) nos dice lo siguiente; “la confianza es un medio de interacción con los sistemas abstractos que vacían a la vida cotidiana de su contenido tradicional y establecen influencias globales” (p.36).
La pérdida de la experiencia, la ciencia y la tecnología nos han acercado en tiempo y espacio, pero también nos han distraído de las experiencias fundamentales en lo que Giddens (1996), denominaría el «secuestro de la experiencia», puesto que la idea colectiva es que la modernidad está vinculada a una relación instrumental con la naturaleza y persiste la idea de la sustitución científica de las cuestiones éticas o morales más básicas.
La socialización de la naturaleza; se ha facilitado la estabilización de un conjunto de influencias irregulares e impredecibles sobre el comportamiento humano, con el control de la naturaleza persiste el abismo latente de una destrucción climática del entorno, el aumento de los niveles del mar tendrá mayores afectaciones a poblaciones más empobrecidas y desiguales, de igual forma el acceso al agua será uno de los objetivos de las guerras futuras.
La indiferencia colectiva; Lipovetsky (2016), dice que el vacío permanente y constante, en los espacios sociales, familiares, seculares, militares y la inseguridad generalizada ha hecho que los sujetos no confíen ni crean en nadie, ni en nada, sin embargo, las instituciones siguen funcionando, el sistema sigue su ritmo, estando vacíos y sin un sentido, únicamente controlado por los especialistas (p.63).
El aumento del discurso enajenante: El creciente aumento de la inmediatez en la información, información vacía de contenido verificable y llena de propaganda que en su gran mayoría lleva un contenido ideológico de desinformación que incrementa el exceso de contenido deformador y alienante.
Estos son solo algunos elementos que combinados juntos son elementos propicios para la construcción de sociedades sumidas en el caos, en la deshumanización, en la liquidez de las relaciones sociales y políticas, el peligro que en si representan no son tan claros para sus ejecutores puesto que llevan la carga de una imposición ideológica que poco o nada permite identificar sus efectos futuros o sus secuelas, es por esto por lo que parafraseando a Norbert Elías nos dice que; la sociedad se sube a un tren que viaja a toda velocidad sin saber hacia dónde se dirige ni cuándo será el choque o el descarrilamiento.
Puede que de todo esto la sociedad logre aprender algo, ya en la década de 1990 el estadounidense Francis Fukuyama citaba una célebre frase sobre el fin de la historia; sin embargo, hemos de repasar que la historia moderna ha tenido puntos de inflexión repetidamente lo que la ha llevado a tener diferentes “fines de la historia” sucede de igual forma con los acontecimientos contemporáneos que aunque espacio/tiempo son irrepetibles siguen manifestándose en circunstancias y sociedades distintas “la historia es cíclica” esto nos hace prever (sin ser clarividentes) cierta cantidad de hechos actuales y posteriores, la humanidad tendrá que aprender a lidiar con el tema de reencaminarse, tendrá que sortear los acontecimientos climáticos que se avecinan y adaptarse.
Las convivencias sociales han ido mudando con el tiempo y nos hemos hecho más dependientes de las nuevas tecnologías, de la medicina, los psicofármacos, así como elementos químicos para mejorar nuestro deterioro genético, las enfermedades van y vienen y se busca la posibilidad de prolongar la vida mediante mecanismos físicos y biológicos, mientras tanto la concepción de lo humano como tal es revisado y quizás en un futuro (distopíco o no) esto tenga que ser nuevamente discutido.
Conclusión
Las sociedades cambian rápidamente y esto nos lleva a pensarnos como conglomerado social global, ya no solo como una sociedad localizada en un sector cultural, geográfico político, sino como parte de una comunidad global, que debe definir la construcción de las mejores condiciones de resistencia a un constante bombardeo ideológico y político de dominancia y control, el poshumanismo se presenta como una alternativa al sufrimiento físico, y a las mejoras de potencialidades corpóreas y como una herramienta de prolongación de la vida, sin embargo, lejos también se discute su practicidad en cuanto a la construcción social del “ser humano” como ser inacabado en el constructo social. Este poshumanismo también se presenta como un elemento individualizante, por un lado, excluxogeno en tanto acceso a las mismas condiciones de los que pueden acceder a mejores condiciones físicas y sociales a través de la tecnología, la ingeniería genética, entre otras particularidades. De igual forma elementos como el posmodernismo han consolidado un tipo especifico de sujeto social, que defiende su soledad como un espacio privado en donde esa libertad anhelada se rige bajo la apariencia de un control subjetivo personal. Por último, la creación de sociedades distópicas en donde gana el “mal”, no visto como elemento moralizador sino como partes de un proceso en donde las sociedades posmodernas, liquidas, dieron paso a una individualización y a un desinterés en combatir y solidificar espacios de lucha globales, en donde los discursos de odio, religión y raza gana espacios por momentos creando más vacío social e ideologizando más a sus receptores, hay que abocarse por construir un mundo solidario, comprensivo y en especial más humano.



Bibliografía
Alvear, Rafael, 2013, “Teoría sociológica y ser humano: la extensión inevitable de un tipo de ontología naturalista, los casos de Jürgen Habermas y Niklas Luhmann”, en Iberofórum Revista de Ciencias Sociales de la Universidad Iberoamericana, México, D.F. vol. VIII, núm. 15, enero-junio, pp. 64-97.

Bauman, Zygmunt, 1996, “Modernidad y Ambivalencia”, en Las consecuencias perversas de la modernidad, modernidad, contingencia y riesgo, (comp.) Beriain, Josetxo, Barcelona, Ed. Antropos, pp. 73-119.

Beach, Paulo Volante, 2001, “Una Antropología relevante: La Condición Humana desde Hannah Arendt”, en Revista Pensamiento Educativo, Pontifica Universidad Católica de Chile, Vol. 28, pp. 85-104.

Elaine, Graham., 2004, “Post/Human Conditions”, en Journal Theology & Sexuality, London, UK, Taylor & Francis Group, vol. 10, núm. 2, pp. 10-32.

Elías, Norbert, 1990, “La sociedad de los individuos” Barcelona, Ed. Península.

-2016. “El proceso de civilización, investigaciones sociogenéticas y psicogenéticas”, México, D.F., Fondo de Cultura Económica.

Giddens, Antony, 1996, “Modernidad y autoidentidad” en Las consecuencias perversas de la modernidad, Modernidad, contingencia y riesgo, (comp.) Beriain, Josetxo, Barcelona, ed. Antropos, pp. 33-71.

Hernández, Jazmín, 2016, “La Modernidad Liquida” en Política y cultura, México, D.F., UAM, núm. 45, pp. 279-282.

Lane, Jan-Erik, Reber, Frank, 2008, “The Post-Modern Society: Which are the Basic Value-Orientations?”, Ljubljana, en Teme Contemporary, Vol. 1, N. 1, The Political Science Research Centre.

Lipovetsky, Gilles, 2016, “A Era do Vazio, ensaios sobre o individualismo contemporâneo”, Lisboa, edições 70.

Luhmann, Niklas, 1996, “El futuro como riesgo” en Las consecuencias perversas de la modernidad, modernidad, contingencia y riesgo (comp.) Beriain, Josetxo, Barcelona, pp. 155-171, ed. Antropos.

Mcluhan, Marshall, 1995, “La aldea global transformaciones en la vida y los medios de comunicación mundiales en el siglo XXI”, 3ra ed. Barcelona, Ed. Gedisa.

Rivera, Pedro, 2004, “Condición Humana y Guerra Infinita”, Ciudad de Panamá, Instituto Nacional de Cultura, INAC. 

Sierra, Héctor, H.S, 2011, “Sobre la Condición Humana en la teoría del Estado de Hobbes”, en Cuestiones de filosofía, Tunja, N. 13, pp. 83-96.

Urry, John, 1999, “Globalization and Citizenship”, en Journal of World System Research, UK, vol. 2, pp. 311-324.







[1] Sociólogo, estudiante de maestría en el Instituto Superior de Ciências Sociais e Políticas, ISCSP, de la Universidad de Lisboa, Portugal.
[2] Expresión utilizada Mcluhan, Marshall, 1995, “La aldea global transformaciones en la vida y los medios de comunicación mundiales en el siglo XXI”, 3ra ed. Barcelona, Ed. Gedisa.
[3] Leitmotiv de alemán leiten, 'guiar', 'dirigir', y motiv, 'motivo'

Comentarios

Entradas más populares de este blog

Género y Toxicodependencias Una Mirada Interseccional

GOBERNANZA AMBIENTAL Y COVID-19

Confianza electoral en tiempos de crisis